Fuente. Bilibs.es

Los beneficios de Internet, de la conexión y de la sociedad de la información son innegables. Han facilitado procesos y han cambiado y mejorado nuestras vidas.

Sin embargo, la desconexión es necesaria y sana, y construir entornos saludables y una relación amable y no dependiente con las tecnologías es una práctica que todos debemos poner en marcha.

Vivimos en la era de la conectividad, o como algunos lo llaman la ‘hiperconectividad’. Hasta ese punto ha llegado nuestra necesidad de estar pegado a teléfonos, tablets, ordenadores… 

La inmediatez y rapidez con el que consumimos y actuamos en el terreno digital ha hecho que establezcamos en algunos casos (no pocos numerosos) una relación de dependencia poco sana. 

Aunque son casos extremos, desde el ámbito psicológico comienza a hablarse de adicción o de dependencia. Pero antes de llegar a ese punto, podemos aplicar una serie de rutinas para evitar convertirnos en dependientes tecnológicos y establecer una relación saludable con las nuevas tecnologías, una problemática que es transversal, pues afecta a todos los perfiles y edades.

Algunas señales de alerta de nuestra relación con las TICs

Mantener la higiene tecnológica requiere poner en práctica una serie de recomendaciones y de rutinas para mejorar nuestra relación con las TICs. Debemos estar alerta ante esta serie de señales o de conductas de comportamiento:

  • Descuidar el sueño. Dormir menos de 5 horas para estar conectado a Internet o para usar un dispositivo electrónico.

  • Descuidar actividades de nuestro día a día, como estudiar, trabajar o mantener activas nuestras relaciones sociales.

  • Recibir quejas de familia o amigos y de nuestro entorno social en general por el uso excesivo de la tecnología.

  • Sentir irritación si no hay conexión a Internet o si no tenemos acceso a nuestros dispositivos tecnológicos.

  • Intentar reducir el tiempo de conexión o de uso y ver frustrado este intento. Sentirse incapaz de estar menos tiempo en línea.

  • Negar o mentir sobre el tiempo en el que estamos conectados o usando dispositivos tecnológicos, ver cómo el rendimiento académico o laboral se ve mermado como consecuencia de nuestra relación con la tecnología y llegar a una situación de aislamiento social.

  • Sentir euforia, una situación de felicidad y activación cuando se está conectado.

Se trata de comportamiento fundamentales para identificar un uso poco sano o problemático de las nuevas tecnologías en general, y que hace referencia al uso de cualquier dispositivo, como el móvil, el ordenador, o los videojuegos.

Hábitos de higiene tecnológica: practicar la desconexión.

Antes de llegar a una situación de dependencia o de relación poco sana con las nuevas tecnologías debemos poner en marcha una serie de prácticas de control y de análisis del uso que hacemos nosotros mismos y nuestro entorno de la tecnología.

Una buena forma de empezar es establecer franjas horarias de desconexión, por ejemplo dos horas después de comer o después de cenar, y por supuesto por la noche. Es esencial que no te lleves el dispositivo de turno contigo a la habitación, o como mínimo que lo silencies o desconectes todas las notificaciones para que no te molesten mientras duermes. Para distraerte, busca un hobby que no implique dispositivos digitales, por ejemplo leer, pintar, dar un paseo… 

Cuando estés acostumbrado a estar un par de horas al día desconectado, ¡es el momento de que pruebes a desconectarte los fines de semana o cuando no trabajes! Comienza desconectando las notificaciones o alarmas, y cuando te sientas cómodo prueba a desconectar los dispositivos o incluso a dejarlos en casa cuando no los necesites.

Ahora que ya sabes por qué deberías practicar la desconexión digital y cómo hacerlo, ¿te animas a probar? ¡Notarás cómo tu calidad de vida mejora!