Fuente: Perspectiva

El software se consolida como el corazón de las operaciones de una empresa. En consonancia, la exigencia para que ofrezca los máximos niveles de calidad y robustez se incrementó de manera exponencial en el último tiempo.

En este contexto, la metodología del testing, cuestionada durante años, se posiciona como una de las prácticas más importantes en el mundo del desarrollo de aplicaciones. Por supuesto, esta dinámica se fue aggiornando a las nuevas necesidades de las empresas y a un nuevo mindset en los equipos de trabajo.

En un principio, el testing se focalizaba como una fase final. Con el producto terminado, se procedía a probarlo. Hoy, en cambio, el valor agregado de esta disciplina se vislumbra desde el inicio mismo del proyecto. Se trata de una pieza fundamental para mantener los proyectos dentro de los tiempos y los presupuestos estipulados.

En todo el ciclo de vida

El tester debe cuestionar, participar del diseño, aportar el punto de vista del usuario final y supervisar todas las etapas de construcción del producto. Cada error que se previene en una etapa temprana es menos costoso que aquellos que continúan invisibles hasta la fase productiva.

Un tema no menor: si bien el objetivo de la metodología de testing es lograr la máxima calidad posible del producto de software, esta responsabilidad no puede recaer únicamente sobre los expertos en pruebas. Todo el equipo de desarrollo debe iniciar y ejecutar todo el ciclo de vida del proyecto de manera colaborativa con el foco puesto en la calidad.

Una nueva tendencia remarca la importancia creciente del testing: la automatización de las pruebas. El objetivo no es que reemplacen a las pruebas manuales -muchas de ellas efectivamente necesarias- sino que las complementen.

  

La era del testing automatizado

Uno de los campos más propicios para la automatización de testeos se da en las pruebas híper repetitivas, ya que aportan una mayor cobertura de los resultados obtenidos inicialmente. Es común que en términos manuales se decida reducir cobertura, porque el tiempo de desarrollo es acotado o porque es necesario reducir costos.

Por eso, los casos que necesitan demasiado esfuerzo de recursos humanos -que, en términos de calidad, se traduce en una mayor cantidad de errores en la fase productiva- ganan notablemente con la automatización, que ofrece además la posibilidad de generar métricas de los resultados.

También se recomienda aplicar automatización en los proyectos que entregan alto valor al negocio, ya que así se garantiza un funcionamiento más adecuado. O iniciativas que deben ser testeadas en diferentes ambientes y dispositivos, para incrementar la cobertura y la precisión de las pruebas.

El testing es hoy un acompañamiento continuo que avanza paralelamente al desarrollo. En la era de la transformación digital, un software de mayor calidad significa mejor experiencia de los clientes, mayor rentabilidad y negocios al máximo de su potencial.