En esta investigación realizada en Salto y Paysandú describimos el nivel de penetración de algunas de las nuevas tecnologías. El cambio que llegó para quedarse implica a miles de usuarios.
Politólogo Ernesto Nieto

En buena medida nuestra especie dominó el planeta porque primero se adueñó de elementos naturales con los que construyó las primeras herramientas. Fuimos, hace millones de años, antes que cualquier otra cosa, creadores de tecnología. “Si una mañana de hace 5 millones de años hubiésemos estados presentes en el confín de la selva con la sabana habríamos vislumbrado la siguiente escena: nuestros antepasados, todavía entre las brumas, permanecían de pie, oteando nerviosos el panorama soleado. A cierta distancia, hubiera podido confundírseles fácilmente con una familia de chimpancés, excepto que cuando comenzaron a avanzar por la hierba se mantuvieron erguidos. Todos los adultos sostenían un palo afilado en la mano. Aquella mañana se había dado cita allí toda nuestra historia: todo lo que íbamos a ser y todavía podemos ser”(1).
Nuestro recorrido evolutivo nos hizo constructores de tecnologías, con ellas cambiamos nuestras condiciones de vida, nuestro entorno, y sin tener conciencia, también cambiamos nuestros hábitos, costumbres y hasta creencias colectivas.

En nuestro siglo XXI, y en este Uruguay tan aggiornado en algunos aspectos, la tecnología se ha vuelto una cuestión común y de consumo deseado, impulsado y ofrecido a diestra y siniestra. Como veremos a continuación, parte de estas tecnologías tienen una decisiva presencia entre los más jóvenes de nuestras sociedades.

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Entre los habitantes de Salto y Paysandú mayores de 14 años la tenencia de celulares inteligentes, smartphones o como queramos denominarlos es muy importante. Entre el total de la población más del 30% tiene al menos uno de estos equipos, pero cuando desagregamos los grupos de edades encontramos que entre los 14 y 30 años de edad la tenencia de esta tecnología es del 73% de dicha población. Los nuevos ciudadanos, electores y consumidores tienen incorporado de manera natural la tenencia de estos elementos. En el otro extremo de la pirámide de edades, entre los mayores de 70 años, la tenencia de estas tecnologías no llega al 10% de penetración. Lo nuevo y lo viejo están representados de manera brutal en esta incorporación tecnológica. Casi todos los jóvenes la tienen y la usan; muy pocos de los mayores de la pirámide la tienen y la usan.

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De entre todas las posibles aplicaciones que vienen para los teléfonos celulares sin dudas que la que ha causado más cambios en los hábitos y en las formas de comunicación por estas latitudes es WhatsApp. Tiene además como particularidad que no solo los últimos modelos de celulares la pueden utilizar, sino que varias marcas de generaciones “anteriores” también la pueden implementar. Pues bien, hay un 41% de la población de Salto y Paysandú que utiliza esta aplicación. Son miles de personas que la utilizan. Nuevamente cuando miramos el corte etáreo de las mismas entre los más jóvenes casi el 82% utiliza la aplicación, y solamente algo más del 11% de los mayores de 70 años. Sin embargo también la usan bastante más de la mitad de las personas entre los 30 y 49 años, es decir, el grueso de la población que al ritmo lento del país va tomando los lugares de decisión.

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Para confirmar la importancia de esta aplicación y de cómo ha cambiado incluso las bases del negocio de las comunicaciones observemos el hábito de su uso de la misma: casi el 70% de quienes utilizan esta tecnología lo hace diariamente, y cuando observamos a los más jóvenes, es decir a quienes la tienen como vimos en el 82% de los casos, el uso diario de la misma es casi unánime: más del 95% de los más jóvenes que tienen WhatsApp la usan de forma diaria y como principal vía de comunicación.
A pesar de la opinión pesimista de muchos analistas, educadores y filósofos sobre el rol de estas tecnologías y de sus diversos impactos en la vida social, la fuerza de su alcance y utilización hace que esta carretera tenga un solo sentido: cada vez más personas las incorporarán y su uso diario y con los más diversos fines es un hecho consumado.

Hay un pequeño pero poderoso detalle que se vuelve a repetir: en nuestros comienzos como especie “Los individuos que fabricasen los mejores palos y los manejaran con mejor habilidad disfrutarían de dietas más ricas en grasas y proteínas, serían más fuertes y sanos y dejarían más descendencia” (2). En nuestro tiempo una parte cada vez mayor de la población mundial es usuaria de estas tecnologías, pero los que las fabrican, los hacedores de las mismas, y obtienen los beneficios económicos directos de ellas siguen siendo una enorme minoría.

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Resumen Técnico de la Encuesta:
Esta es una encuesta representativa de los departamentos de Salto y Paysandú. La misma se realizó a partir de una muestra de 416 entrevistas a ciudadanos habitantes de las capitales departamentales. Se utilizó un muestreo aleatorio simple para la asignación de las entrevistas. Se utilizó un formulario de preguntas cerradas y de múltiple opción. Se consideraron cuotas por género y edades en la conformación de la muestra. La recolección de la información se realizó entre el 20 de diciembre de 2015 y el 10 de enero de 2016. Es previsible un margen de error de +/- 5% de los valores expresados en esta síntesis, con un nivel de confianza del 95%, aunque en los sub grupos estudiados dicho margen es mayor.


 

(1) Marvin Harris, “Nuestra Especie”, Alianza Editorial, 1988.
(2)  Ibídem

Fuente:http://agora.com.uy/